No había terminado de escribir mi anterior entrada a este Blog, cuando la Agencia Europea de Medio Ambiente, en un informe publicado el viernes 9 de junio proclamaba: “En total, la EEA analizó en España 2.268 aguas de baño en 2022, de las cuales la gran mayoría eran áreas costeras (1.987 casos) y 281 eran zonas de baño interiores”. En el ejercicio se recogieron 24.037 muestras para evaluar la calidad de las aguas de baño españolas.
Por curiosidad, vi si habían analizado la Playa del Carmen, en Barbate, y para mi sorpresa, efectivamente habían analizado las aguas de dicha playa y el resultado es, aún más sorprendente:
La calidad del agua de esta playa es excelente. Es decir, según la EEA, Barbate no necesita una nueva Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR).
Para terminar, varias preguntas sobre el proyecto de la nueva EDAR:
- ¿Si no es zona sensible por qué se diseña un proceso biológico para reducir el nitrógeno y el fósforo a costa de un mayor consumo energético?
- ¿Por qué no incluye un tratamiento terciario para regenerar el agua en una zona donde la demanda de agua para usos lúdicos (campo de golf, jardines, etc.) está sobreexplotando el acuífero?
- ¿Si se pretende reutilizar las aguas en un futuro, por qué no si diseña un proceso biológico flexible y funcional que pueda reducir los nutrientes en caso de necesidad y, si se va a utilizar en riego de zonas verdes, se deje con los nutrientes?
- ¿Por qué no se aprovecha el potencial energético de las aguas residuales urbanas para diseñar una EDAR autosuficiente desde el punto de vista energético?
- ¿Por qué no se ha diseñado ninguna proceso que aproveche la energía solar de la zona para reducir el volumen de biosólidos generados por la EDAR?
Y, para terminar, una pregunta con respuesta incluida: ¿Por qué los diseños de los procesos de las EDAR que se están realizando en España no están a la altura del conocimiento que tienen las ingenierías españolas en materia de depuración de aguas residuales?
Respuesta: Porque los precios que pagan las Administraciones por los mismos a duras penas cubren los costes de analítica, estudios geotécnicos, estudios topográficos, estudios de inundabilidad y Estudios de Impacto Ambiental (EIA).
